En enero de 2025 tuve el privilegio de vivir una experiencia única gracias al programa Erasmus+ de Job Shadowing en un colegio de Copenhague. Mi objetivo era observar y aprender de un sistema educativo muy diferente al que estamos acostumbrados, y debo decir que la experiencia superó todas mis expectativas. 

Desde el primer momento, lo que más me llamó la atención fue el enfoque de los docentes, siempre enfocados en ofrecer clases de calidad. Las clases no son extensas; generalmente, rondan entre las 2 y 3 horas al día, pero lo que realmente destaca es cómo logran aprovechar cada minuto. Además, en un día determinado, los profesores tienen la opción de trabajar desde casa, lo que les permite una mayor flexibilidad y reflexión sobre su labor, sin perder la eficacia en la enseñanza. 

Un aspecto fundamental que observé fue la implementación de la educación democrática. La relación entre los alumnos y los profesores es increíblemente cercana y respetuosa, algo que no siempre vemos en otros contextos educativos. Los estudiantes participan activamente en su propio proceso de aprendizaje, y se les presenta constantemente situaciones reales y significativas. Una de las prácticas que más me impresionó fueron las situaciones de aprendizaje. Por ejemplo, los alumnos no solo reciben información teórica, sino que se les presenta un problema real de la vida cotidiana, lo que les permite involucrarse en el proceso de resolución de problemas. Los docentes organizan actividades en las que los estudiantes tienen que preguntar a personas externas sobre su opinión, experimentar situaciones por sí mismos, hacer fotos o incluso sentir en primera persona lo que están aprendiendo. Es una manera de hacer que el conocimiento se vuelva más tangible y aplicable. 

Tuve la suerte de presenciar una jornada muy especial, el día de puertas abiertas, en el que estudiantes de otros centros vinieron a conocer cómo trabajan en este colegio. Fue una experiencia única, liderada por los propios alumnos, quienes mostraron con entusiasmo a los visitantes el ambiente y las metodologías que emplean. Fue evidente cómo se esfuerzan por transmitir la sensación de que todos los estudiantes tendrán una buena experiencia y cómo se fomenta un ambiente inclusivo donde todos, independientemente de su identidad, etnia, religión o preferencia sexual, se sienten acogidos. Me sorprendió ver la cantidad de recursos disponibles para apoyar la diversidad, lo que refuerza aún más esa sensación de comunidad. 

La jornada duró aproximadamente 1,5 horas y estuvo llena de actividades. Empezó con un concierto en vivo que aportó una calidez al evento y que invitó a todos a sentirse parte de la experiencia. Además, se retransmitió en vivo por YouTube, lo que permitió que más personas se unieran al evento, incluso aquellos que no pudieron asistir físicamente. 

En resumen, mi experiencia en Copenhague me ha dejado una profunda reflexión sobre lo que significa una educación de calidad y democrática. La relación entre profesores y alumnos, el énfasis en el aprendizaje práctico y la inclusividad, son lecciones que pienso implementar en mi propio aula. Definitivamente, esta experiencia ha sido una de las más valiosas de mi carrera docente. 

Pedro Antonio Soriano Lorenz