Reencuentro, ilusión, amor, familia, fraternidad, fe, vocación, entrega, esperanza, Dios, amistad, Evangelio, confianza, paz, Iglesia… son muchas las palabras que se me vienen a la cabeza cuando me paro a pensar en el pasado fin de semana. Después de este pasado año de desesperanza y en el que, a pesar de haber seguido a delante con los GVX, estos habían perdido parte de su chispa y de su luz, era más que necesario volver a reunir a esta querida familia que llamamos Pastoral. 

Aunque tapados con las mascarillas todos compartimos risas, emociones y momentos para recordar y todos estábamos de acuerdo en algo: todos los momentos que antes eran “rutina” ahora eran una ocasión especial. Una celebración en la capilla, comer todos juntos o hacernos una foto alrededor de Pati (la nueva mascota de la pastoral) son cosas que de ser normales han pasado a ser únicas. 

Creo que hablo en nombre de todos y todas si afirmo que, después del fin de semana pasado, tenemos el corazón lleno de ilusión. Ilusión por DAR VIDA, por poder estar al lado de todos esos chicos y chicas que cada viernes vienen a pasarlo bien, hacer amigos y conocer a Jesús. Ilusión por volver a compartir experiencias que nunca olvidaremos y por poder, por fin, olvidarnos de las pantallas y poder mirarnos de nuevo a los ojos. Los grupos pueden recuperar aquello que los distingue: estar los unos con los otros, en familia, en comunidad. 

Después de la convivencia inicial de catequistas de 2021 puedo afirmar con certeza que la chispa de los GVX Málaga vuelve a brillar con más fuerza que nunca.